EL MAESTRO secuencia 1
Y un día, un sabio se paseaba, en compañía de sus
discípulos, por los alrededores de una
universidad barrial y elocuente; de repente, una nube tórnanse grisácea, a lo
lejos, la ciudad se divisaba ¡Maestro!
¡Maestro! Dijo el impetuoso y más
cercano de entre los discípulos; mire,
aquellas otras nubes se han vuelto también oscuras; es cierto dijo el maestro,
siempre mirando con dulzura a su discípulo, le pregunta ¿Tú qué opinas Maico
de esas nubes, que se propagan en el mismo color o sentido?
Maestro, que pronto caerá la lluvia y fertilizara a la tierra o
la destruirá según la situación.
Los otros discípulos escuchaban atentamente y
entonces el maestro, mirándolo con infinita ternura le dijo; tienes razón hijo
mío y deberemos aprender también, que así como las nubes pueden influenciar a
otras; aunque estas se derivan de una totalidad
fenoménica o ambiental, relacionada con la temperatura de un lugar
específico o de un sentido climático tal; nosotros llevamos adentro
algo que padecemos y que en su
mayoría lo transmitimos a los demás, bien
sea consciente o inconscientemente y por eso,
es menester , que lo que trasmitamos a los demás y según sea la
ocasión, sea algo, que en lugar de
contaminar a los demás, de ensuciar sus
vidas, sea algo que les deje una
enseñanza o simplemente, los motive a
seguir viendo la vida, desde una manera o modo
más positivo, de un modo más
sano.
Otro de los alumnos respondió;
fresco maestro que todo va bien. Este lo miro
y le sonrió con el infinito en sus labios y en sus ojos; mientras otro
de ellos dijo y si no nos apresuramos
parce maestro, nos va a caer tremendo vendaval. El maestro, aceptó con un
movimiento de cabeza, pero antes de ponerse en camino dijo:
Y recuerda, recuerda Maico y ustedes mis
amados discípulos, que la fortaleza, de la fuerza no es la fuerza, no, es el amor, solo este último da a la fuerza, resistencia para seguir caminando, para seguir transmitiendo lo que es.
Viejo parce maestro; creo que eso del amor, está mandado a recoger, porque no podemos amar a todo el mundo;
porque pasa, que en nuestros corazones esta la doble faz; es decir que tanto el
día como la noche nos habitan y con una
voz melancólica, el maestro dice; tienes razón de nuevo Maico
Y así, de ese modo, ellos siguieron su camino, hasta encontrar
una fonda, que los albergara del frío y de la lluvia que arreciaban. Solo el
maestro susurraba; no del todo Maico; no…
EL MAESTRO Secuencia 2
Y cuando estaban en la fonda o
sea en la tienda, tomando tinto y al
fragor de las voces, que se hallaban reunidas en el lugar; uno de los discípulos
le preguntó ¿Maestro parce es el destino un devenir o es el devenir un destino?
El maestro parpadeó; lejos de lo que muchos
pudieran pensar, no siempre tenía todas
las respuestas; a veces estas,
sólo surgían, después de un
proceso de masticar y masticar y masticar…
Si parce maestro; sabemos que Heráclito, o al menos eso, es lo que hemos oído decir; que este
comparaba al devenir con la flema de una llama, que al observarla fijamente, suele moverse de un lado hacia otro.
Es decir, siempre está poniéndose en movimiento; hay
una constante en el todo y solo se
detiene, cuando se apaga la flema…
Hay también un estado, al que podremos llamar la inercia; que es
algo así, como un golpe,
que te lleva en cámara lenta,
hacia un lugar x o y dentro del mismo movimiento, es también como que tú, permanecieras en el tiempo, de tu
espacio, subyugado por un alelamiento
tal, que parece detenerte, pero
realmente no es así…
Y necesitas que alguien, te saque de allí, por lo general, es el mismo andar, quien te jalona, respondió la parce Mariela,
que estaba entre sus discípulos.
Hijos mío, el fuego es como el alma y este
permanece, en tanto está permanece, avivada
por el juego, que la lleva ahora
aquí , ahora allá, en constante conflagración, de manera tal, que el destino es devenir, en tanto este, es movimiento y al ser movimiento, se convierte en destino y ese
destino, es movido por el alma. ¿El
alma? ¿Y el azar y el destino? Estos suelen juntarse, en uno solo, en tanto el azar no existe, no necesariamente, en cuanto, algo maravilloso, puede sucederte, la dicha efímera del instante, por ejemplo; es algo, que te saca de tu rutina o de la inercia, en la que
estabas, que puedes ser efímera, si y
no, eso depende…
Y lo que quiero decir, con respecto al alma; es que en ese movimiento
de lo que, en esta instancia llamamos
devenir o el movimiento y de este,
como el destino; es la manera o el modo en que ella asume
la situación; si tal y según cómo
afronta el caos de toda esos
movimientos. Arguyó la parce
Mariela.
Y así permanecieron en silencio
mientras cesaba la tempestad. Sus almas
entraron en un mutismo cargado de melancolía; la lluvia, el frío arreciaba…
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